La leyenda de los gigantes de Santa Elena se funda en el mito de una invasión muy antigua, posiblemente de origen Chimú, procedente del norte del Perú, donde existían nativos de gran talla y corpulencia.
ORIGEN DE LA LEYENDA
Registros de la invasión española señalan que muchos habitantes de esta zona, al arar la tierra descubrían enormes muelas, quijadas, costillas y osamentas que atribuían a humanos prehistóricos. Fue lo mas simplista y sencillo, así surgió la leyenda de los gigantes, recogida por muchos cronistas de la época.
En 1736 llegó a Quito una pieza de 5 lbs. de peso, igual a la de un hombre, pero mucho mayor. Esta muela formó parte de una valiosa colección de fósiles hallados en Santa Elena y no hubo nadie en la capital que se quedara sin contemplar y palpar tan descomunal pieza dentaria, nunca vista ni soñada, nadie dudó que era de un gigante.
Otro descubridor de muelas prehistóricas en Santa Elena fue el Cap. Juan de Olmos, que concluyó sus observaciones asegurando la existencia de seres gigantescos cuyo porte sobrepasaba a 4 hombres. Igualmente, en 1550, se descubrió cerca de la actual población un lote de muelas de una libra cada una .
Sin embargo, la moderna investigación ha desengañado éstas teorías de nuestro folclor, pues luego de estudiarlas, se reportó que son de una especie extinta de “mastodonte andinun”, cuyo peso y tamaño concuerda con la talla atribuida a los gigantes y debieron existir en gran número, en la época terciaria hasta principios de la cuaternaria, por aquella zona.