"La fábrica de árboles", de Miguel Gillaranz, es la primera novela ecológica del siglo XXI; un libro entre la ficción y el ensayo.
Su protagonista, Clara, tiene un gran sueño en forma de proyecto, plantar un millón de árboles, y en él se introducen algunos conceptos de la ecología como el cambio climático, la huella ecológica o la bioconstrucción mezclando diferentes géneros de novela, pero con mucho contenido que supera la ficción. Una denuncia de malos hábitos sociales, empresariales y políticos, mezclando ficción, tradición, conciencia social y medioambiental.
Su protagonista, Clara, tiene un gran sueño en forma de proyecto, plantar un millón de árboles, y en él se introducen algunos conceptos de la ecología como el cambio climático, la huella ecológica o la bioconstrucción mezclando diferentes géneros de novela, pero con mucho contenido que supera la ficción. Una denuncia de malos hábitos sociales, empresariales y políticos, mezclando ficción, tradición, conciencia social y medioambiental.
El autor de "La fábrica de árboles", Miguel Gillaranz, se sumergió durante ocho días en el bosque para darle la forma final a la novela No sabemos si fue allí donde encontró la inspiración, pero seguramente Clara, la protagonista de la historia no es para nada utópico.
Más de una empresa maderera o directamente la Administración pública deberían tomar buena nota: aprovechar los espacios detrás de los quitamiedos de las autopistas de peaje, en donde hay una reserva de suelo, normalmente inerte, de unos 30 ó 40 metros de ancho por todo el largo de la carretera, en donde sería muy factible plantar árboles. Además de enriquecer el paisaje y propiciar un impacto medioambiental positivo, se le podrían dar diferentes usos y funciones.
El autor se enfoca también en uno de los temas que tienen más relevancia y son de los más problemáticos alrededor de los bosques: los incendios. Una interesante reflexión sobre la paradoja que supone que haya mucha gente, muchos sectores, que se lucren y obtengan beneficios con un incendio. Es más, un retén obtiene más ingresos cuántos más días trabaja en la extinción de un incendio, cuando debería ser al contrario. Premiar la prevención y no la extinción, lo que además supondría trabajo estable durante todo el año (y no estacional como el aparejado a sofocar incendios en los veranos principalmente). Eso por no mencionar que se podrían dinamizar y potenciar otros sectores en paralelo como el de la generación de energía limpia a través de la biomasa.
La fábrica de árboles es una novela que promete no dejar indiferente a nadie. A continuación una reciente entrevista con el autor de "El bosque habitado" .